CAPITULO 2
El prejuicio se
manifiesta de distintas formas. Específicamente, se va
describir la expresión comportamental del prejuicio.
Posteriormente, se presentarán distintas manifestaciones
del prejuicio en términos de contenido.
Expresión conductual del
prejuicio.
El prejuicio, como una predisposición personal, se
traduce en comportamientos con contenido negativo hacia una
persona o
grupo de
personas. Dichos comportamientos (reales y observables) son
llamados discriminación.
La discriminación supone maltratar o limitar
posibilidades (de acceso a servicios, por
ejemplo) a personas, por tener características especiales
que definen su pertenencia a un grupo. Según algunos
autores (Light, Keller y Calhoun, 1991) una persona que
discrimina no necesariamente lo hace sobre la base de un
prejuicio personal, sino sobre la base de un prejuicio que tienen
otras personas (cercanas) sobre el tema. Sin embargo, la discriminación de todas maneras sustenta el
prejuicio. Asimismo, el prejuicio suele crear y sustentar la
discriminación.
Manifestaciones del prejuicio, según
contenido.
Los prejuicios pueden tener contenidos distintos, siendo
algunos mucho más conocidos y evidentes que
otros.
A continuación analizaremos brevemente algunos de
los prejuicios más extendidos.
Prejuicio racial y étnico
El prejuicio en relación a la raza y la
discriminación dirigida a un grupo racial, ha sido una de
las más grandes problemáticas sociales en el mundo.
La discriminación racial ha generado grandes brechas
sociales en países muy diversos, tanto en Europa o
África, como en Estados Unidos y
América
Latina.
Los prejuicios raciales están muy vinculados con
el prejuicio étnico, como una actitud
negativa hacia grupos humanos
con características étnicas similares. El
etnocentrismo es la consideración de superioridad de la
cultura y la
raza propias respecto de las demás.
De hecho en la cosmovisión mítica de
muchas culturas tradicionales se consideró que el lugar
donde se ubicaba el grupo eran el centro el mundo, desde donde se
habría originado la humanidad. De esta manera, en Puno por
ejemplo, Mama Ocllo y Manco Cápac, supuestamente nacieron
en el centro el mundo (Lago Titicaca). Lo mismo se sabe de la
sociedad de
Isla de Pascua (Chile), cuyo nombre nativo significa centro del
mundo. Estos ejemplos sirven para reflexionar sobre la manera
como la posibilidad de considerar lo propio como el eje de
referencia está fuertemente arraigado en el ser humano.
Los niños
dan también contundentes muestras de esta tendencia a
considerar lo familiar y lo propio como la norma.
La Alemania Nazi
es uno de los ejemplos emblemáticos del prejuicio
étnico?racial. Si bien muchas personas estuvieron de
acuerdo con la discriminación a judíos
por su supuesta condición de inferioridad frente a los
arios, muchas otras siguieron las normas que
imponía la época política, aún
sin considerarlas como verdades absolutas.
A raíz de algunos movimientos de derechos humanos,
la discriminación por raza ha disminuido en gran medida,
sin embargo, existe un "racismo moderno"
que se caracteriza por ser una forma más sutil, y por ende
una forma más extrema y peligrosa, de prejuicio. Este
racismo moderno se expresa por ciertas frases que denotan
favoritismo o percepciones según las cuales se asocian
rasgos positivos hacia un grupo más que otro. Asimismo,
esta percepción
distorsionada impide que algunos grupos acepten o sean
conscientes de las diferencias de acceso a oportunidades de
grupos minoritarios:
"Una encuesta
nacional de 1993 reveló que 70% de los blancos y
sólo 30% de los negros aceptaban que los negros
tenían tantas oportunidades como los blancos de
conseguir en su comunidad un
trabajo para
el que estaban calificados" (Morris y Maisto, 2001, Pág.
590)
Prejuicio religioso
Los prejuicios religiosos constituyen una forma
adicional de visión subjetiva de la sociedad y una de las
formas que adopta el etnocentrismo (sobrevaloración de la
cultura personal). Una de las manifestaciones más
recientes de etnocentrismo que ha vivido el mundo ha sido la
invasión Norteamericana a Irán y Afganistán,
por medio de la cual se intentó imponer en el país
asiático, una perspectiva política y religiosa
occidental.
Al lado de otros factores también relevantes, en
la base de esta invasión estuvo una concepción
prejuiciosa de la religión musulmana.
De ello surgieron conflictos
religiosos, aunque también políticos y
económicos afectando al mundo entero. Otro ejemplo de
estos prejuicios religiosos lo hemos podido observar en los
conflictos entre Irlanda y la Gran Bretaña, donde la lucha
política e ideológica adquiere la forma de una
diferencia religiosa.
Prejuicio de género
Las mujeres han sido consideradas por mucho tiempo
personas menos capaces para realizar algunas actividades,
tradicionalmente reservadas para los varones. El prejuicio de
género
tiene una base en la realidad en la medida en que es cierto que
hombres y mujeres tienen habilidades distintas, sustentadas, como
se conoce hoy, incluso por diferencias cerebrales; sin embargo,
dichas diferencias se vuelven muy sutiles, dependiendo de
la
educación que hayan tenido las personas. De acuerdo
con algunos autores (www.understandingprejudice.org) el sexismo
contiene dos componentes interrelacionados: el sexismo hostil y
el sexismo benevolente.
El sexismo hostil es aquel que implica un desprecio
hacia las mujeres por su sexo; y, el
benevolente, también llamado sexismo caballeroso, se
caracteriza por la protección extrema que ofrecen algunos
hombres a las mujeres, basados en visión de la mujer como ser
débil.
En el Perú, el prejuicio o la
discriminación por género aun se encuentra en la
base social, obstaculizando el acceso de las mujeres a
oportunidades educativas, de salud, laborales, y de
desarrollo
integral; asimismo, reafirma problemáticas como el
abuso sexual o
el maltrato. Como contraparte existen grupos feministas que
luchan por la igualdad de
oportunidades, pudiendo, en casos extremos, generar actitudes
prejuiciosas y discriminatorias hacia grupos de hombres. Esto
también ha ocurrido en Estado Unidos
a causa del programa de
Acción Afirmativa por el cual se obligaba a la
empresas a
cumplir con una cuota de mujeres (además de negros y
grupos de latinos).
Sin embargo, paulatinamente, la sociedad está
tomando mayor conciencia de
esta situación, generando espacios de discusión
sobre el tema y normatividad de protección a las mujeres
afectadas.
Prejuicio por orientación
sexual
En los últimos diez años han habido
grandes cambios ideológicos en relación a la
orientación sexual. Anteriormente, las personas
homosexuales eran discriminadas abiertamente por tener una
sexualidad
distinta. En la actualidad, si bien el prejuicio por
orientación sexual continúa en sociedades
tradicionales y aún se conserva en ciertos grupos de
sociedades más desarrolladas, en muchos países esto
no se evidencia con facilidad, existiendo inclusive un marco
normativo de protección y apoyo a los derechos de los
homosexuales. Este es el caso por ejemplo de España en
la actualidad.
Prejuicio estético
Por otro lado, existe un prejuicio de tipo
estético, que puede adoptar varias formas, principalmente
vinculadas con los patrones belleza. El prejuicio estético
es común en el mundo. En nuestro país, se conoce
que en algunos puestos laborales, se solicita tener "buena
presencia" lo cual expresa discriminación hacia personas
que no cumplen con los referentes tradicionales de belleza. El
prejuicio estético se relaciona no sólo con los
rasgos faciales, sino también con la estructura
corporal. Especialmente países desarrollados, la obesidad suele
causar discriminación, tema conocido y bastante estudiado
en los Estados Unidos.
Hasta hace poco en Latinoamérica la situación era
diferente, y el sobrepeso no era preocupación demasiado
extendida en nuestras sociedades. Sin embargo, la
globalización y el creciente poder de
los medios de
comunicación masiva y la publicidad, han
ido extremando los criterios de belleza y dirigiéndolos
hacia patrones de cada vez menor peso, de tal manera que en la
actualidad y desde muy pequeños en los colegios, los
niños y niñas pueden comenzar a experimentar lo que
significa ser señalados y eventualmente discriminados en
función
al peso.
Hasta el momento se han descrito algunos de los
principales prejuicios que observamos en nuestra sociedad, sin
embargo, existen otras expresiones de prejuicios aunque menos
comunes y conocidas. En nuestro país, existen prejuicios
grandes hacia las personas con discapacidad
física o
mental, como personas que no son útiles para la sociedad.
Por otro lado, existen prejuicios hacia las personas que viven en
ciertos distritos o que asisten a cierto colegio o universidad. De
igual manera, encontramos prejuicios hacia las personas que
realizan ciertos deportes, como el hecho de
considerar que todos los jugadores de golf son aburridos o que
los futbolistas no han alcanzado un alto desarrollo intelectual.
Finalmente, cabe mencionar que también existen prejuicios
hacia los miembros de algunos países o
continentes.
CAPITULO 3
El prejuicio, en definitiva, es una
característica humana que tiene sus orígenes en
aspectos muy variados, tanto en condiciones psicológicas
(cognitivas), como en características del medio en el cual
la persona se desenvuelve (sociales – culturales). Si bien
existen distintas explicaciones (algunas ya obsoletas), ninguna
alcanza por sí sola para dar cuenta suficientemente del
fenómeno, por lo que se hace necesario considerar varias
para entenderlo; de ahí su complementariedad.
Teorías tradicionales.
Existen algunas teorías
tradicionales que explican el origen del prejuicio. A inicios del
siglo XX surgieron algunas publicaciones según las cuales
los prejuicios de grupos de raza aria hacia las demás eran
producto de
"la superioridad mental de la raza blanca" Posteriormente
y, a la luz de estudios
interdisciplinarios de tipo médicos, antropológicos
y psicológicos, se comienza a explicar el prejuicio como
una respuesta primitiva de los grupos, y no necesariamente basada
en la realidad ().
Entre 1930 y 1940, el momento político y social
que vivía Europa influyó enormemente en los
movimientos teóricos, surgiendo una nueva posición
según la cual, el prejuicio era una patología
basada en la
personalidad. El autor, Adorno,
concluyó que la base del prejuicio era la personalidad
autoritaria (www.understandingprejudice.org).
Según la teoría de la personalidad
autoritaria o intolerante, los prejuicios son una
expresión de la perspectiva desconfiada y rígida
que tienen algunas personas de la vida (Morris y Maisto, 2001),
siendo estrictos seguidores de las reglas sociales y las
jerarquías de la época.
La teoría de la frustración se basa
también en la idea de que existe un componente personal en
el prejuicio. Plantea que el prejuicio es el resultado de
frustraciones que el grupo ha vivido, volcando temores e
inseguridades del propio grupo hacia otros. Existen algunos
estudios interesantes que plantean que, en épocas de
crisis
económica, algunos grupos excluidos desahogan su ira a
través de actitudes prejuiciadas y conductas
discriminatorias hacia aquellos que se encuentran en una
"escala social"
menor o en situación de mayor vulnerabilidad (Morris y
Maisto, 2001).
Socialmente, el prejuicio también está
ligado con un conflicto de intereses (real o potencial).
De alguna manera, el prejuicio también permite una
preferencia en el acceso a oportunidades, dando prioridad al
grupo interno antes que a los otros. En estos casos, la
discriminación puede beneficiar al grupo que discrimina.
Este tipo de sentimiento ha servido de justificación, por
ejemplo en Estados Unidos o en España, a la
discriminación de los foráneos, en el sentido en
que su presencia en el país disminuye las oportunidades
laborales de sus pobladores.
Teorías modernas.
Según teorías explicativas más
modernas, el prejuicio tiene entre sus orígenes sociales
más básicos la necesidad de diferenciarse del
otro. Desde el momento en que surge la conciencia de que
existen personas distintas a uno y grupos distintos al propio, se
inicia el proceso de
diferenciación.
El concepto de
categorización social es el proceso por el
cual las personas organizan su medio, de manera elemental,
diferenciando por características esenciales a quienes se
parecen a uno y a quienes son distintos. Las personas suelen
agruparse de acuerdo a ciertas características y dejar de
lado a otros individuos, con los cuales no se identifican. En
esta selección
natural no necesariamente existe una mala disposición o
actitud frente al otro grupo, sin embargo, de toda maneras existe
una visión más positiva de lo propio versus una
actitud neutra hacia el grupo ajeno. A esto se llama sesgo
de grupo, aunque no llega a ser prejuicio por no tener
una connotación negativa (Gerrig y Zimbardo, 2005); sin
embargo, constituye un aspecto esencial en la explicación
del prejuicio.
La diferenciación del grupo ajeno permite
afianzar la identidad
social del propio grupo, siendo este fenómeno fundamental
para generar sentimientos nacionalistas o de apego familiar e
institucional.
El prejuicio surge en base a la diferenciación,
aunque incorporando una connotación negativa al grupo
ajeno. Una forma de afianzamiento de la identidad grupal consiste
en justificar las características positivas del grupo
personal y desvalorizar las de los otros.
El sentimiento de amenaza al estatus social que
sienten algunos grupos frente a otros o bien la
inseguridad de habilidades y conocimientos personales,
son fuentes
constantes de prejuicios (Mann, 1973).
El prejuicio tiende a aumentar según el grupo
vaya percibiendo que los demás pueden amenazar la
integridad, estabilidad o unión del grupo; o bien,
cuando existe una amenaza contra cualquier aspecto importante
para el grupo, como características políticas,
religiosas, económicas,
lingüísticas.
En definitiva, la necesidad de reafirmación de
la autoestima del
grupo ha impulsado el origen y mantenimiento
de los prejuicios. Históricamente, es posible que parte de
los orígenes de las diversas formas de dominio
político se haya basado en la conquista de territorios y
el desplazamiento de soldados con superioridad militar a regiones
apartadas. Este fenómeno produjo que los pueblos que eran
conquistados pasaran a ser considerados inferiores y, al mismo
tiempo, los vencedores como superiores. Expresiones de esto
pudieron verse no sólo con la conquista española en
América, sino también en otras
circunstancias históricas en Europa.
Entonces, los pueblos que se empobrecían por
cualquier causa, pasaban a ser considerados inferiores.
Actualmente, esta situación parece no haber cambiado
demasiado, en tanto algunos conflictos entre naciones pueden
surgir de la necesidad de unir o afianzar la autoestima y la
identidad de grupo.
Existen algunos otros elementos importantes para
explicar los orígenes de los prejuicios, los cuales tienen
un base más cognitiva (de pensamiento)
que social. Esto no significa que sea sencillo separar unos de
otros, sin embargo, es necesario como organizador del presente
trabajo. En este sentido, se presentan a continuación
algunos aspectos más cognitivos del
prejuicio.
Algunos autores vinculan el prejuicio con el
pensamiento categórico, es decir, la capacidad para
ordenar la realidad en base a categorías. Esta es una
característica básica del pensamiento y del
funcionamiento normal de los seres humanos
(www.understandingprejudice.org). Esta tendencia a categorizar se
puede apreciar con facilidad si pensamos en situaciones donde
observamos dibujos sin
forma evidente (o, por ejemplo, las nubes) y tratamos de
colocarles el rótulo de algún elemento
conocido; de igual manera cuando vemos objetos desconocidos,
tratamos de categorizarlos como "instrumentos parecidos a
…".
La simplificación excesiva es un
componente importante en la explicación del origen de los
prejuicios. Cognitivamente, las personas tenemos la capacidad de
completar información inexistente y simplificar
información, de manera que sea más sencilla de
entender. No es posible que las personas estemos constantemente
analizando en profundidad todas las situaciones y buscando toda
la información necesaria para completar los vacíos
de conocimiento,
pues sería agotador. Por ello, tendemos a simplificar
nuestras visiones y también generalizar situaciones que
parecen similares. Asimismo, llenamos los vacíos de
información con estereotipos. En los momentos en que esta
generalización o simplificación genera
inconsistencias, puede haber modificaciones pequeñas en
las concepciones, de manera que los argumentos personales se
vuelvan coherentes (Morris y Maisto, 2001).
Todo ello está vinculado con inflexibilidad
cognitiva, es decir, la incapacidad para cambiar los
pensamientos o creencias que tiene la persona, de manera que se
devalúa la información que es inconsistente con el
estereotipo previo (Light, Keller y Calhoun, 1991). Esto ocurre
especialmente con estereotipos o conocimientos que han sido
adquiridos durante la infancia y
aprehendidos con tanta fuerza, que es
difícil que la persona cambie de opinión;
generalmente los preceptos más difíciles de cambiar
tiene además una base en las tradiciones culturales y
costumbre familiares y/o sociales.
Para algunos psicólogos sociales, los prejuicios
evidentes e incluso la discriminación, pueden estar
relacionados con una necesidad de conformidad social; es
decir, tener una actitud de conformidad ante lo que el grupo
plantea y ser permisible a lo que los demás piensan
(Morris y Maisto, 2001). Tal es el caso de algunas discotecas y
pubs en nuestro país en los que se restringe el ingreso a
personas con ciertas características, lo cual no
necesariamente significa que quienes manejan dicho
establecimiento hayan tenido siempre una actitud discriminatoria,
pues ésta puede haber surgido de la necesidad de mantener
un público objetivo que
sí tiene prejuicios y es discriminador.
CAPITULO 4
Las actitudes negativas hacia otros grupos
sociales, tienen múltiples consecuencias en la vida de
las personas, tanto de las víctimas como de los
victimarios. Una de las principales consecuencias es la
discriminación anteriormente mencionada.
Para las personas discriminadas, actitudes este tipo
generan exclusión y aumentan las brechas sociales de los
grupos humanos. Las personas discriminadas suelen tener menos
acceso a servicios sociales y educativos. Esta ha sido la
situación, por ejemplo, de muchas mujeres, y
continúa siendo un problema en culturas
tradicionales.
A nivel personal, los prejuicios influyen en la manera
de percibir la realidad, en la forma de aprender, de interpretar
estímulos ambiguos, en el tipo información que se
retiene, en los materiales que
se revisa, etc. Todo ello tiene como consecuencia una
parcialización personal en tanto la nueva
información recibida no va a hacer más que reforzar
los prejuicios, antes que reformular las creencias y actitudes.
De igual manera, los prejuicios están vinculados con la
falta apertura mental de las personas hacia nueva
información. Las personas menos prejuiciosas tienen
más facilidad para entender información acerca de
valores
culturales distintos.
Por otro lado, también es posible crear en las
personas estereotipos o prejuicios que no existían, de los
cuales se puede generar conductas manipuladas. Esta
situación se ha visto en varios estudios. Citaremos como
ejemplo, una investigación en la que se describió
a un grupo de personas las características que suele tener
un anciano (problemas de
memoria,
dificultades para caminar).
Lo que se pudo observar posteriormente, fue que dicha
información generó un cambio de
actitud en los sujetos del estudio hacia sus padres o abuelos
ancianos; lo que provocó, además, que estos
últimos dejaran de cumplir algunos roles y tuvieran
más dificultades para caminar.
Otro ejemplo de esta inducción de estereotipos y actitudes
prejuiciadas, se puede apreciar en estudios que demostraron que,
cuando a alumnas escolares se les hace referencia a la gran
capacidad verbal de las mujeres antes de un examen, sus
resultados son mejores que si esto no ocurre (www.understandingprejudice.org).
Las personas menos prejuiciosas tienen más
facilidad para relacionarse con personas distintas y tener
vínculos "más sanos" con otros, ya que esto permite
tener buenas relaciones independientemente de las
características de los demás, favoreciendo un
disfrute mayor de las diferencias en términos de creencias
y valores, inclusive en relación a temas difíciles
como la religión o la política.
En el sentido opuesto, el prejuicio puede tener
consecuencias "positivas" para algunas personas, en la medida que
aumenta las oportunidades de los grupos mayoritarios. Tal fue el
caso de los grupos de blancos en Estados Unidos, quienes
tenían una "condición racial" que aumentaba la
probabilidad
de ser contratados en empresas, frente a una persona con iguales
capacidades y experiencia aunque de raza distinta.
Finalmente, cabe mencionar que el prejuicio tiene una
contraparte positiva, de tipo adaptativa. Los estereotipos y
prejuicios como referentes personales y como estrategias de
categorización social, facilitan la toma de
decisiones y la respuesta a estímulos sociales. De
esta manera, por ejemplo, algunos grupos religiosos tienen
claridad sobre el tipo de personas con las que pueden (y quieren)
intimar más, una vez que conocen su orientación
religiosa; pudiendo tener ante todo lo demás una actitud
de negación y rechazo, incluso antes de profundizar en las
características especiales.
CAPITULO 5
Los prejuicios, como aspectos enraizados en la ideología y estilo de vida
de las personas, son difíciles de cambiar. El solo hecho
de investigar más sobre el tema ya contribuye a colocarlo
en la "agenda" de conversación de las personas.
Lamentablemente, esto tiene también una contraparte
negativa en el sentido que el prejuicio se vuelve menos evidente
o más encubierto, como se mencionó en la Introducción.
En muchos países se está tratando de
desarrollar programas o
proyectos para
disminuir el prejuicio o eliminarlo, los cuales deben estar
basados en los orígenes del mismo, de manera que se
consideren todos los aspectos de forma integral.
Los estudios demuestran que los estereotipos y
prejuicios pueden reducirse exitosamente y la percepción
de la realidad puede volverse más exacta, cuando las
personas conocen sus beneficios y se encuentran motivadas al
cambio.
Una de las formas más efectivas para lograr el
cambio de actitudes es desarrollar empatía, es decir, la
capacidad para ponerse en lugar del otro. Esto puede ser
trabajado tanto con niños como con adultos, por ejemplo
planteando preguntas de reflexión como las siguientes:
¿por qué los demás actuarán de esa
manera?, ¿qué sentirán cuando son
discriminados?, etc.
Asimismo, imaginarse a un tipo de persona
(víctima de discriminación) en un rol distinto al
estereotipado puede contribuir enormemente. Por ejemplo, la
existencia de programas de televisión
con protagonistas negros (tal como el Show de Bill Cosby) ha
servido para que la población en general desarrolle una actitud
más positiva hacia ellos; de igual manera, las telenovelas
que presentan mujeres "fuertes" o en las cuales hombres y mujeres
intercambian roles, suelen disminuir los prejuicios sexistas
(www.understandingprejudice.org).
También es posible disminuir los prejuicios
aumentando y mejorando la calidad del
contacto con otros grupos. Pero este contacto debe tener ciertas
características o condiciones, por ejemplo, es necesario
que exista un contacto real con miembros de otros grupos,
también es importante que en este contacto los miembros de
grupos diferentes tengan el mismo estatus unos con otros.
Además, desarrollar actividades conjuntas de tipo
cooperativo, antes que de competencia entre
los grupos, mejora las relaciones sociales (Morris y Maisto,
2001). Si estas condiciones no están establecidas, el
contacto podría tener como efecto la agudización de
problema.
Las relaciones positivas que devengan en una amistad con
personas de otros grupos, disminuyen significativamente los
prejuicios. Esto es cierto, en tanto la amistad permite que una
persona tenga afecto hacia otra y conozca con mayor profundidad
sus características y las de su grupo.
Otro método
interesante para reducir el prejuicio y la discriminación,
es establecer reglas y normas sociales que exijan un trato justo
(www.understandingprejudice.org).
En muchos países del mundo existen actualmente sistemas
normativos nacionales más igualitarios que hace 50
años; sin embargo, aún existen algunos aspectos que
deben ser revisados, en tanto pueden llevar a la
discriminación. Por otro lado, la imposición de
normas en grupos específicos (escuelas, empresas) puede
ser favorable, aunque debe ir de la mano con un trabajo de tipo
social, pues la sola imposición puede llevar a aumentar el
prejuicio encubierto o moderno, mencionado anteriormente, en la
medida en que al haberse desechado formalmente cualquier actitud
discriminatoria, supuestamente ya no existe el prejuicio,
haciéndose entonces más difícil aún
identificarlo.
Definitivamente, el método más adecuado
para disminuir la discriminación y el prejuicio es la
educación.
Para algunos psicólogos sociales es importante
enseñar a identificar los valores y
actitudes personales, así como analizar las
inconsistencias en los valores, creencias, actitudes y
comportamientos propios. Asimismo, una educación basada en
la aceptación y tolerancia hacia
opiniones y propuestas distintas o contrarias a las propias
pueden contribuir a eliminarlo (Morris y Maisto,
2001).
El reconocimiento del problema, como primer paso para
lograr el cambio de actitudes, implica un proceso emocional
difícil, de angustia y tensión internas, en tanto
es necesario reajustar y reconstruir algunas creencias y valores
de base cultural (Mann, 1973).
Algunos autores señalan que la habilidad para
suprimir creencias prejuiciadas es la principal diferencia entre
una persona con prejuicios y otra que no los tiene. (Morris y
Maisto, 2001)
Finalmente, cabe mencionar que los prejuicios no se
combaten con castigos ni amenazas, como se pensó en
algún momento (Mann, 1973). Esto se desprende de los
nuevos conocimientos sobre desarrollo infantil y la
comprensión del funcionamiento cognitivo y emocional de
las personas. Se conoce que los cambios de hábitos,
cambios de actitudes y cambios ideológicos, se logran a
mediano plazo y que lo que se requiere es ofrecer
información y brindar espacios para discutir sobre el
tema, para lograr cambios perdurables. Asimismo, se tiene
claridad que los castigos, las amenazas e incluso el solo cambio
en las leyes nacionales
o la normatividad legal, por si mismo, no genera cambios
importantes de larga duración.
- Gerrig y Zimbardo. Psicología y Vida.
XVII edición. Editorial Pearson
educación. México, 2005. - La Enciclopedia Salvat. Volumen 16.
Salvat editores. Madrid,
2004. - Light, Keller y Calhoun. Sociología.
Quinta edición. Editorial Mc Graw Hill. Colombia,
1991. - Mann. Elementos de psicología
social. Editorial Limusa. México, 1973. - Morris y Maisto. Psicología. X editorial.
Editorial Pearson Educación. México,
2001. - Whittaker. La psicología
social en el mundo de hoy. Editorial Trillas.
México, 1979.
www.understandingprejudice.org/apa/spanish/page10.htm- http://www.cepvi.com/articulos/prejuicios.htm
- http://www.adl.org/what_to_tell/sp_print.asp
Alumnas:
Carolina Awuapara
Ana Herrera
María Luisa Kaemena
Elena Meneses
Ana María Pardo
Giovanna Pietrapiana
Curso: Psicología Social
Fecha: 03 / 05 / 05
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